Project Veritas: Empleados de Johnson & Johnson se muestran en contra de la vacuna COVID para niños |

Project Veritas: Empleados de Johnson & Johnson se muestran en contra de la vacuna COVID para niños

Según adelanta La Derecha Diario, en una nueva edición de la investigación de Project Veritas con respecto a la vacunación contra el coronavirus, los mismos empleados de Johnson y Johnson recomiendan no aplicarse la vacuna.

Luego de que el grupo de investigación Project Veritas, a cargo del periodista James O’Keefe, realizara una cámara oculta a médicos del gobierno federal admitiendo que estaban preocupados por los efectos adversos que producían las vacunas contra el coronavirus, se publicó una nueva investigación a los empleados de las farmacéuticas productoras de la vacuna.

En esta lapidaria cámara oculta, los empleados de la farmacéutica Johnson & Johnson se expresan en contra de la vacuna para menores de edad y revela que las pujas para vacunar niños es una decisión meramente política para aumentar los números de vacunación generales.

En una nueva edición de la investigación de Project Veritas con respecto a la vacunación contra el coronavirus, los mismos empleados de Johnson y Johnson recomiendan no aplicarse la vacuna.

Luego de que el grupo de investigación Project Veritas, a cargo del periodista James O’Keefe, realizara una cámara oculta a médicos del gobierno federal admitiendo que estaban preocupados por los efectos adversos que producían las vacunas contra el coronavirus, se publicó una nueva investigación a los empleados de las farmacéuticas productoras de la vacuna.

En esta lapidaria cámara oculta, los empleados de la farmacéutica Johnson & Johnson se expresan en contra de la vacuna para menores de edad y revela que las pujas para vacunar niños es una decisión meramente política para aumentar los números de vacunación generales.

Justin Durrant, un científico perteneciente a la compañía farmacéutica, en una cámara oculta con una periodista de Veritas aconseja no aplicar la vacuna a menores de 18 años, lo cual trató de mantener en secreto ya que advirtió que si sus superiores se enterar de que estaba diciendo esto podría tener severas consecuencias.

Durrant sostiene que la manera más eficiente para que el público ceda ante la presión y acepte aplicarse la vacuna es si les afecta económicamente, y a su vez realiza una distinción entre ciudadanos de primera y segunda clase tratando de desestimar a la población que no se ha aplicado la vacuna.

La distinción realizada por Durrant de una clase supremacista vacunada, se basa en que en los mandatos emitidos en las últimas semanas por el presidente Joe Biden, para obligar a toda empresa con más de 100 trabajadores a vacunar a la totalidad de sus empleados de forma obligatoria. Así es que, debido a la limitación de derechos que tendrían las personas que no acaten este mandato, se volverían ciudadanos de ”segunda clase” debido a la gran variedad de actividades que no podrían realizar.

Otro de los investigados, Brandon Schadtuno de los jefe de negocios de Johnson & Johnson, dijo explícitamente en la cámara oculta que la vacuna producida por la empresa a la cual patrocina no debe ser aplicada a los niños, así como también destacó el papel de los medios de comunicación en la construcción mediática de la vacunación para todos.

En otro momento de la cámara oculta, asegura que todavía no se conocen los efectos a largo plazo que generaría esta vacuna, utilizándolo como uno de sus principales argumentos en contra de su aplicación en bebés y niños, ya que “nadie ha pasado 30 años con la vacuna por lo cual no pueden negar que hayan desarrollado algún tipo de deformidad u otras complicaciones a largo plazo producto de la dosis“.

Durrant, de hecho, destacó como internamente desde Johnson & Johnson trataron de presionar a los empleados para lograr que se inoculen con la dosis producida por la empresa, pero de acuerdo a Durrant, la efectividad de dicha vacuna no tiene una tasa aceptable de eficacia por lo que terminó vacunándose con la de Moderna, la principal competencia de su empleador.

Tanto Durrant como Schadt coincidieron que la vacuna de Johnson & Johnson no es apta para la aplicación en niños y a su vez, destacaron no confían en el laboratorio en términos de privacidad, ya que la provisión de datos de la producción y de la misma investigación de la vacuna ha sido prácticamente nula.

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