La OTAN alerta sus fuerzas navales del Mar del Norte para proteger los yacimientos de petróleo
Los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que se tendieron para suministrar gas ruso a Alemania a través del Mar Báltico, sufrieron dos explosiones submarinas el 26 de septiembre. Como había advertido Biden, pronto ambos gasoductos iban a dejar de existir.
No estaban operativos en el momento de los hechos. Bajo la presión de Estados Unidos, el Nord Stream 2 nunca entró en servicio, mientras que el Nord Stream 1 no estaba operativo desde principios de septiembre por problemas técnicos, según Gazprom. La inspección de estas dos tuberías no es posible por el momento, ya que no es posible acercarse a ellas debido a la ebullición provocada por las fugas.
El 28 de septiembre, la Fiscalía General de Rusia declaró que había confiado al FSB, el servicio de inteligencia, la tarea de llevar a cabo una “investigación criminal” sobre “un acto de terrorismo internacional”. Añadió: “Cerca de la isla de Bornholm, se llevaron a cabo acciones intencionadas para dañar los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en el fondo del Mar Báltico […] La Federación Rusa sufrió graves daños económicos como resultado de estos actos”.
A petición de Moscú, que señala el papel de un “Estado extranjero”, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el 30 de septiembre para debatir el atentado. La diplomacia rusa interrogará a su homóloga estadounidense sobre lo que llama las “provocaciones relativas a los gasoductos Nord Stream 1 y 2”.
Borrell ha hablado de probables “actos malintencionados” y ha advertido de que “cualquier perturbación deliberada de las infraestructuras energéticas de Europa […] se respondería con una respuesta firme y unida”.
En una declaración conjunta publicada el 29 de septiembre los 30 Estados miembros de la OTAN aseguran que “los daños en los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en las aguas internacionales del Mar Báltico son especialmente preocupantes. La información disponible actualmente sugiere que son el resultado de actos de sabotaje deliberados, imprudentes e irresponsables”.
“Nosotros, los aliados, nos comprometemos a disuadir, proteger y defender contra el uso coercitivo de la palanca energética o cualquier otro proceso híbrido por parte de actores estatales o no estatales”. El comunicado advirte que “cualquier ataque deliberado contra las infraestructuras críticas de los países de la Alianza se enfrentaría a una respuesta unida y decidida”.
Noruega pide ayuda a la OTAN
Esta afirmación se refiere a Noruega, cuya producción de gas es ahora crucial para la Unión Europea, sobre todo porque acaba de inaugurar el gasoducto Baltic Pipe, que la une a Polonia a través del Mar Báltico. Sin embargo, en los últimos días se han visto drones no identificados cerca de algunos de sus yacimientos de petróleo y gas, lo que ha llevado a su Ministerio de Petróleo y Energía a pedir la máxima vigilancia.
El martes de la semana pasada la Autoridad Noruega de Seguridad Petrolera (PSA) pidió al sector energético que estuviera “más atento” después de que se vieran drones desconocidos en las proximidades de algunas plataformas marinas. “Instamos a que se incremente la vigilancia, se revisen las medidas de preparación para emergencias y de respuesta a incidentes, y se comparta la información”.
Sólo en Noruega hay más de 90 yacimientos de petróleo y gas repartidos por el Mar de Barents, el Mar de Noruega y el Mar del Norte. Y están conectados a una red de oleoductos de 9.000 km. Están fuera del alcance del ejército noruego, especialmente desde que recientemente decidieron desprenderse de sus 14 helicópteros dedicados a las misiones de vigilancia marítima y guerra antisubmarina.
Oslo ha llamado a las puertas de la OTAN. El viernes el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, declaró que había hablado con Stoltenberg, el secretario general de la Alianza militar, para “unirnos a fin de proteger el suministro energético de Europa”, al tiempo que “seguimos apoyando a Ucrania contra las agresiones ilegales”.
Dos días antes, Store se había reunido con Macron. “Las relaciones franco-noruegas son muy fuertes y apoyamos a toda Ucrania. La complicadísima situación energética requiere una profunda cooperación para encontrar las soluciones adecuadas”, dijo.
El ejército francés participa regularmente en las maniobras militares organizadas en Noruega, como en el caso reciente de Cold Response 22.
El jefe de ejecutivo noruego indicó que estaban “en conversaciones” con sus aliados para “aumentar la presencia [militar] en aguas noruegas” y que habían aceptado “contribuciones alemanas, francesas y británicas”.
“Entiendo que la gente esté preocupada por las consecuencias que pueda tener la situación en el Mar Báltico y que pueda ocurrir algo similar con las instalaciones petrolíferas”, dijo Store. Sin embargo, “no tenemos indicios de que haya amenazas directas al sector petrolero noruego. Pero más vale prevenir que curar”.
La ayuda británica anunciada no es sorprendente, dado que Reino Unido y Noruega han reforzado su cooperación militar, especialmente en el ámbito de las patrullas marítimas, ya que ambos países comparten el avión P-8A Poseidón. Lo mismo ocurre con Alemania, que va a entregar cuatro submarinos a la Marina noruega.
Fuente: mpr21