¡SURREALISTA! Netflix retira un episodio de 'Aquí no hay quien viva' porque un actor hizo del rey Baltasar sin ser negro |

¡SURREALISTA! Netflix retira un episodio de ‘Aquí no hay quien viva’ porque un actor hizo del rey Baltasar sin ser negro

En un giro surrealista que desafía la lógica, Netflix ha decidido retirar un episodio de la emblemática serie Aquí no hay quien viva porque uno de sus personajes, interpretado por Eduardo Gómez, se pintó la cara para representar al rey Baltasar. Este acto, que en el contexto español carece de controversia, ha sido considerado ofensivo bajo la rígida óptica de la corrección política que parece dominar las decisiones de plataformas como Netflix.

Esta medida no solo pone de manifiesto la histeria colectiva de ciertos sectores progresistas, sino que también ilustra cómo la cultura de la cancelación puede extenderse hasta el punto de eliminar fragmentos de nuestra historia televisiva. ¿Es realmente necesario borrar un episodio querido por muchos para alinearse con un ideal de “inclusión”? En otras plataformas, como AtresPlayer o Amazon Prime Video, este capítulo sigue disponible, lo que pone en entredicho la lógica detrás de esta censura.

Lo que más sorprende es que el episodio en cuestión, titulado Érase un Belén, es uno de los más valorados de la serie, lo que refleja que la audiencia no comparte la percepción de ofensa que algunos activistas intentan imponer. Este acto de censura revela un desprecio alarmante hacia la libertad de expresión y el derecho a disfrutar del humor sin la constante supervisión de una moralidad progresista que, a menudo, parece desprovista de sentido común.

Finalmente, este tipo de decisiones no solo perjudica la narrativa cultural, sino que también refuerza un clima de miedo que inhibe la creatividad. La comedia, por su naturaleza, busca provocar, hacer reír y desafiar normas, y es precisamente esta esencia la que se ve amenazada por la corrección política. La retirada de este episodio de Netflix es un claro ejemplo de cómo el exceso de sensibilidad puede llevar a resultados absurdos y, en última instancia, a un empobrecimiento de la cultura.

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