El carnicero responsable de una clínica de Washington DC en la que fueron hallados los restos de 115 bebés abortados dentro de una caja sigue ejerciendo su actividad
Cinco de estos bebés abortados claramente habían superado el punto de viabilidad
En marzo de 2022, activistas pro-vida realizaron un macabro hallazgo en las afueras de la clínica Washington Surgi-Clinic, ubicada en la capital estadounidense. Según denunciaron miembros del grupo “Progressive Anti-Abortion Uprising” (PAAU), obtuvieron una caja que contenía los restos de 115 bebés abortados, tras interceptar un camión de una empresa de desechos médicos que supuestamente los transportaba. Entre los restos, se encontraron cinco bebés que, por su avanzado estado de desarrollo, habrían superado el umbral de viabilidad, lo que generó un fuerte clamor por una investigación a nivel federal.
Este hallazgo ha conmocionado a la comunidad pro-vida, que desde entonces ha luchado para que se realicen autopsias que determinen si estos bebés fueron víctimas de abortos ilegales, en posible violación de la Ley de Prohibición del Aborto por Nacimiento Parcial. PAAU y otras organizaciones argumentan que los cuerpos de los bebés presentaban signos consistentes con técnicas crueles de aborto tardío, como mutilaciones severas y fracturas craneales. Pese a estas denuncias, las autoridades locales y federales, incluida la oficina del forense de D.C., han mostrado un silencio inquietante, lo que ha sido interpretado por algunos como una maniobra para encubrir la tragedia.
En lugar de recibir el apoyo esperado, los activistas que recuperaron los cuerpos de los bebés fueron tratados como criminales. La líder del grupo, Lauren Handy, junto con otros miembros de PAAU, enfrentaron acusaciones federales no por el hallazgo, sino por incidentes anteriores relacionados con protestas pacíficas contra clínicas abortistas. Mientras tanto, el médico responsable de las operaciones en Washington Surgi-Clinic, el Dr. Cesare Santangelo, continúa ejerciendo su actividad sin haber sido investigado exhaustivamente por estas muertes.
Las voces pro-vida en todo el país han denunciado la complicidad de los medios de comunicación y las autoridades al ignorar esta situación, calificándola como una vergüenza nacional. Exigen justicia para los bebés fallecidos, cuya memoria, afirman, no debe ser enterrada sin una verdadera investigación que determine si sus derechos humanos fueron violados cruelmente.