Lo de China no tiene nombre: del "cero COVID"... al "COVID mil" |

Lo de China no tiene nombre: del “cero COVID”… al “COVID mil”

Ayer los medios de comunicación de Hong Kong decían que las cifras de la pandemia se han disparado en China y que el número de muertes y hospitalizaciones por “covid” ha aumentado. La conclusión parece obvia: la causa es el fin de la política de “covid cero” y la situación ha llegado al otro extremo: “covid mil”. Por lo tanto, el gobierno chino nunca debió ceder a la presiones populares contra los confinamientos.

Si de los medios convencionales pasamos a las declaraciones oficiales, ayer el gobierno chino atribuyó al “covid” la muerte de dos pacientes en Pekín, que son los únicos hasta ahora desde que se levantaron las restricciones sanitarias el 7 de diciembre.

¿A quién debemos hacer caso?

Tratándose de China la prensa “seria” no puede hacer caso de las declaraciones oficiales y recurre a buscar testigos, “expertos” de ocasión y, finalmente, a hurgar en las redes sociales. “Las cifras [oficiales] no cuentan toda la historia”, afirma Leong Hoe Nam, experto en enfermedades infecciosas de Singapur.

Las crónicas occidentales dibujan un mapa idéntico al del inicio de la pandemia en Wuhan. Vuelven las variantes, las curvas, los contagios, las olas, las funerarias colapsadas y los crematorios a pleno rendimiento las 24 horas del día.

Paradójicamente los reportajes periódísticos aseguran que en China se está produciendo ahora lo contrario que en países como España. Aquí las residencias de ancianos fueron abandonadas al principio de la pandemia, durante los confinamientos, mientras que China los mantuvo atendidos entonces y es ahora cuando los abandona.

¿Por qué? La intoxicación mediática no explica esta paradoja.

Uno de los “expertos” a los que recurren los medios occidentales, Wu Zunyou, ha advertido que China se enfrenta ahora a la primera de las tres oleadas de “covid” previstas para este invierno. Sus cábalas son que la actual ola durará hasta mediados de enero y afectará principalmente a las ciudades. La segunda llegará en febrero y se deberá a los viajes relacionados con las vacaciones del Año Nuevo Lunar (22 de enero). El tercer pico se producirá “entre finales de febrero y mediados de marzo, cuando las personas infectadas durante las vacaciones vuelvan a sus lugares de trabajo”.

La explicación es peregrina a más no poder y contradice las prácticas impuestas en la mayor parte de los países del mundo durante la pandemia: como consecuencia de los confinamientos, los chinos no han adquirido inmunidad natural a los coronavirus, es decir, el gobierno se equivocó. En Pekín siempre se equivocan, aunque hagan lo mismo que los demás países del mundo. Lo que debieron hacer es lo mismo que la denostada Suecia: no confinar, dejar que el virus circule y que la gente se contagie.

Como consecuencia del fin de los confinamientos, las previsiones de los “expertos” son apocalípticas: 1,5 millones de chinos pueden morir en los próximos meses. Estas previsiones son como todas las de la pandemia: rematadamente estúpidas. Durante tres años de pandemia y confinamientos, China sólo ha atribuido 5.237 muertes al “covid”, una cifra realmente insignificante. Es ridículo que en unos pocos meses haya un millón y medio de muertos.

La única conclusión pertinente es que 5.237 muertos en tres años, es decir, 1.745 anuales para una población total de 1.500 millones de personas, no justifican el confinamiento de ninguna ciudad ni ningún barrio. En otras palabras: en China no ha habido “covid”.

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