El clérigo ultra islámico Al-Sadr gana las elecciones de Irak

Este 10 de octubre, Irak, que todavía permanece ocupado por las tropas norteamericanas y europeas, fue a las urnas en un proceso democrático garantizado por Estados Unidos.

En las polémicas elecciones, plagadas de denuncias de fraude, se impuso el ultra-islámico Muqtada al-Sadr, fundador y líder del Movimiento Sadrista, un partido nacionalista que se opuso históricamente al dictador depuesto por Estados Unidos, Saddam Hussein.

Si bien Al-Sadr es un acérrimo defensor de la soberanía iraquí y rechaza fervientemente la presencia de Estados Unidos en su territorio, los partidos opositores estaban compuestos principalmente por formaciones milicianas pro-iraníes, por lo que la victoria de Al-Sadr es vista como una victoria moderada respecto a la posición con Irán.

El principal opositor, el Movimiento Fatah, que defiende la influencia iraní en Irak y apoya el terrorismo en el país, perdió más de 30 escaños, en lo que es sin lugar a dudas una de sus mayores derrotas históricas.

“El Bloque Fatah no acepta los resultados manipulados de estas elecciones parlamentarias que fueron anunciados por la Comisión Electoral Suprema”, afirmó Hadi al Ameri, líder paramilitar de Fatah.

El líder de la importante milicia terrorista Kataeb Hezbollah, Abu Ali al Askari, también negó la legitimidad de las elecciones en un comunicado en el que afirma que estos comicios “representan el mayor fraude de la historia moderna” y amenazó con profundizar la lucha armada en una guerra civil.

La participación fue del 41%, la más baja desde 2003, tras la caída de Sadam Hussein. En buena parte, ésta cayó respecto a los comicios del 2019 por el boicot de varios partidos, que acusaron al gobierno de ser anti-democrático, por la violenta represión a las manifestaciones recientes, que se saldaron con 600 fallecidos.

Resta esperar los resultados completos y finales para saber que tan grande será la cantidad de escaños conseguidos por la llamada corriente sadrista, y así saber cuánto penetrará y se sentirá la influencia conseguida en la política nacional a la hora de luchar por la formación de gobierno, algo tan complicado en Irak en los últimos años y que ha complicado históricamente la gobernabilidad.

Fuente: La Derecha Diario

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