La salud y la medicina, según Platón |

La salud y la medicina, según Platón

Los males del cuerpo y los males del alma

El hombre no es sólo un conjunto de órganos en una unidad corporal, es algo más. La totalidad del hombre no se reduce a la totalidad del cuerpo, porque sus facultades de entender y querer postulan otra fuente de la que derivan, la psique, el alma.

Aquí está, pues, la novedad que Platón quiere introducir en la medicina griega, poniéndola en la boca de Sócrates, que pretende haberla aprendido de un médico tracio mientras estaba en el campamento militar, y “trae de vuelta” las mismas palabras del médico imaginario. Conviene recordar aquí que los médicos tracios pretendían ser discípulos de Zalmossides, elevado a la categoría de divinidad por su extraordinaria capacidad de curar e incluso de evitar la muerte:

“Zalmossides, nuestro rey que también es un dios, afirma que así como no se deben tratar los ojos sin examinar la cabeza, ni la cabeza independientemente del cuerpo, tampoco se debe tratar el cuerpo sin el alma, y que ésta sería la razón por la que a los médicos griegos se les escapan la mayoría de las enfermedades, ya que descuidan el cuidado de la totalidad del hombre, sin cuya plena salud no es posible que la parte individual sea eficiente. De hecho, todos los males y bienes para el cuerpo y para el hombre en su conjunto surgen del alma.”

Aquí, pues, el hechizo, la fórmula mágica que cura el alma, no es otra que el discurso filosófico, que da salud al alma haciéndole conocer y poner en práctica la templanza, esa regla moral del justo medio que enseña al hombre a evitar, en todas las cosas, el exceso y la carencia. En definitiva, se trata de alcanzar un equilibrio espiritual, del que depende la salud en todos los sentidos.

En la parte final del Timeo, en la que trata, ya no de forma provocativamente irónica, sino analíticamente, de las enfermedades y sus causas, Platón reitera su tesis básica: las enfermedades del cuerpo (así como las del alma) derivan siempre de un desequilibrio, que conduce a una situación contraria a la naturaleza, es decir, al establecimiento de un exceso o defecto de los elementos. La cura debe consistir, pues, en restablecer el equilibrio, eliminando los excesos y los defectos, y restableciendo así la justa medida tanto en las partes como en el conjunto.

“Mente sana en cuerpo sano”

Platón atribuye una importancia excepcional a la gimnasia. La famosa máxima que todos conocemos en su versión latina – mens sana in corpore sano – encuentra en realidad su justificación más radical y completa en Platón. Algunos de los peores males surgen precisamente del desequilibrio entre cuerpo y alma:

“Para la salud y la enfermedad, las virtudes y los vicios, ninguna medida justa o falta de medida es mayor que la del alma misma en relación con el cuerpo. […] No nos preocupamos de estas cosas, y no nos damos cuenta de que cuando una forma corporal más bien débil y más bien pequeña lleva un alma que es fuerte y grande en todos los aspectos, así como cuando estas dos realidades se unen de manera contraria, el ser vivo en su conjunto no es bonito. De hecho, resulta carecer de las medidas justas que son más importantes. En cambio, lo que está en la condición opuesta a ésta, de todos los espectáculos resulta ser el más bello y el más agradable para quien sabe contemplarlo.”

Cabe mencionar aquí que Platón considera que la gimnasia y el profesor de gimnasia son superiores a la medicina y al médico. En efecto, la gimnasia tiene como fin primordial mantener la salud del cuerpo con los ejercicios adecuados, y así evitarle en lo posible las enfermedades y embellecerlo cada vez más; mientras que la medicina sólo interviene cuando ya se han contraído enfermedades, tratando de eliminarlas: en tiempo y valor viene, por tanto, después de la gimnasia.

Falsas artes curativas y abuso de fármacos

En este sentido, Platón se expresa realmente sin rodeos ni medias tintas, y son mordaces sus acusaciones contra las artes retorcidas y falsas que, con halagos seductores, engañan a los hombres reemplazando a la medicina y a la gimnasia.

“Por debajo de la medicina se ha deslizado el arte culinario, que pretende conocer los mejores alimentos para el cuerpo, hasta el punto de que si un cocinero y un médico compitieran en medio de niños, o en medio de hombres tan insensatos como los niños, para determinar cuál de los dos entiende de alimentos buenos y de alimentos nocivos, […] el médico se moriría de hambre. […] Por debajo de la gimnasia, asimismo, se ha deslizado el arte de arreglarse, perverso, engañoso, innoble y servil, que engaña con las apariencias externas, los colores, los alisados y la ropa, hasta el punto de que, arrastrado a seguir una belleza falsa, se descuida la belleza auténtica, la que se obtiene con la gimnasia.”

No menos clara es su postura sobre el uso de “terapias de choque”, sobre el abuso de fármacos. Cuando las enfermedades son graves, hay que intervenir inmediatamente para tratarlas, pero cuando no lo son, hay que dejar que se desarrollen según su propio ciclo, que tiene su propio calendario. De hecho, las terapias de choque contra estas enfermedades pueden causar más perjuicios que beneficios.

“Las enfermedades, en la medida en que no entrañen grave peligro, no deben ser molestadas con medicinas. Pues todo curso de enfermedad tiene semejanza con la naturaleza de los animales, en cuanto que la constitución de los animales se produce también por tener en sí misma tiempos de vida determinados para todo el género animal, y cada animal nace también recibiendo de la naturaleza un tiempo de vida establecido por el destino, aparte de aquellos casos que dependen de la necesidad […]. Y el mismo carácter es también propio de la constitución de las enfermedades. Cuando alguien, fuera del ciclo de tiempo destinado, intenta eliminarlas, por medio de medicinas, entonces de pequeñas enfermedades suelen resultar grandes, y de pocas muchas. Por lo tanto, todas estas cosas deben regirse por regímenes de vida, en la medida en que se disponga de tiempo, y no se debe recurrir a la medicina e irritar una enfermedad difícil.”

Extracto de “Los valores olvidados de Occidente” de Giovanni Reale

Fuente: https://www.weltanschauung.info/2015/05/salute-e-medicina-secondo-platone-g.html

Traducido por Counterpropaganda

https://t.me/counterpropaganda20

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