Talib Al-Abdul Mohsen no es un simple atacante: es el ejemplo perfecto de cómo Occidente sigue cayendo en su propia trampa moral
A continuación reproducimos un interesante texto publicado por la asociación Policía del Siglo XXI en su cuenta de X, el nuevo Twitter de Elon Musk. No tocamos ni una sola coma:
Talib Al-Abdul Mohsen no es un simple atacante: es el ejemplo perfecto de cómo Occidente sigue cayendo en su propia trampa moral. Este saudí chiita, con acusaciones de terrorismo y tráfico de niñas en su país, llegó a Alemania escudándose en la narrativa de ser un ‘ateo perseguido’. Lo que realmente usó fue la taqiyya, una práctica en la jurisprudencia islámica que permite a los musulmanes ocultar o disimular sus creencias religiosas cuando enfrentan persecución o peligro mortal, en este caso no fue para sobrevivir, sino para engañar y obtener ciudadanía en un sistema que premia la ingenuidad disfrazada de derechos humanos.
Alemania no solo ignoró las alertas de busca y captura Saudíes, sino que lo protegió activamente, negándose a extraditarlo. Hoy, mientras lloran a sus muertos en un mercado navideño, el Estado Islámico se burla, llamando ‘incrédulos’ a las víctimas. ¿El mensaje? Incluso sus enemigos se aprovechan de la fragilidad occidental.
Occidente necesita despertar. La compasión sin inteligencia estratégica es suicida. Este caso no es solo un fracaso del sistema migratorio; es un recordatorio de que las ideologías no conocen fronteras y de que la seguridad no puede sacrificarse en nombre de un idealismo vacío. La ingenuidad de Occidente no puede seguir siendo un arma en manos de quienes buscan destruirlo desde dentro. Es hora de endurecer nuestras políticas y actuar con el rigor que exige nuestra supervivencia.