Kamala Harris, bajo escrutinio por despilfarro masivo durante su campaña presidencial
La campaña de Kamala Harris para las elecciones de 2024 ha generado controversia debido a un exorbitante gasto de $1.5 mil millones en tan solo 15 semanas, según documentos de financiamiento electoral. Mientras los estadounidenses enfrentaban la inflación y problemas económicos, Harris canalizó recursos hacia lujos y extravagancias, lo que ha provocado críticas tanto de rivales políticos como dentro de su propio partido.
Entre los gastos más polémicos se encuentran $900,000 en publicidad en Las Vegas, incluyendo anuncios en la futurista esfera digital de la ciudad. Además, se reportaron $2.6 millones en vuelos privados, una suma difícil de justificar cuando gran parte de su mensaje apelaba a la lucha contra el cambio climático. Otra cifra que ha levantado cejas es $2.5 millones destinados a un evento con Oprah Winfrey, una de sus principales aliadas mediáticas. Este tipo de gastos desmedidos ha avivado las críticas de que Harris estaba más interesada en el espectáculo que en conectar con el votante promedio.
La frivolidad se refleja incluso en pequeños detalles. Según los reportes, se destinaron $9,000 en helados y $15,000 en pedidos de Uber Eats durante la campaña. Estas cifras alimentan la narrativa de que Harris priorizó un estilo de vida de élite sobre la austeridad que pregonaba en su discurso político.
Por el contrario, Donald Trump logró competir con una fracción de este presupuesto, gastando significativamente menos en publicidad y logística. Según analistas, esto subraya una de las principales fortalezas del expresidente: su capacidad de conectar directamente con su base sin depender de las costosas estrategias mediáticas de su adversaria. Mientras Harris enfrenta preguntas difíciles sobre la gestión de su campaña, Trump ha capitalizado esta debacle como prueba de su eficacia y conexión con el votante estadounidense promedio.
