Un estudio revela que los niños que se vacunaron contra el COVID tienen más probabilidades de contraer el virus que los que no lo hicieron
Un nuevo estudio revela que los niños pequeños que recibieron la vacuna contra el COVID-19 tienen una mayor probabilidad de contraer la enfermedad y experimentar síntomas. Según el boletín Courageous Discourse, del reconocido cardiólogo Peter McCullough, los hallazgos del estudio fueron publicados en la Revista de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas. La investigación analizó a 614 niños de entre 6 meses y 4 años, provenientes de cinco estados.
El estudio encontró que los niños vacunados con la vacuna de ARNm de Pfizer tenían un 159% más de probabilidades de contagiarse de COVID-19 y un 257% más de probabilidades de presentar síntomas, en comparación con los niños no vacunados. En contraste, aquellos que ya habían superado una infección previa por COVID-19 mostraron una protección mayor gracias a la inmunidad natural.
“En resumen, estas vacunas están teniendo el efecto contrario al esperado”, declaró Nicolas Hulscher, epidemiólogo de la Fundación McCullough. “En lugar de proteger contra el COVID-19, estas inyecciones genéticas fallan o incluso aumentan el riesgo. Los CDC deberían retirar de inmediato sus recomendaciones de vacunar a niños desde los 6 meses de edad con refuerzos contra el COVID-19.”
Este estudio se suma a un creciente conjunto de pruebas que señalan riesgos significativos asociados con las vacunas contra el COVID-19, que fueron desarrolladas en un tiempo mucho menor al habitual bajo la iniciativa “Operación Warp Speed” de la administración Trump.
El sistema federal de notificación de reacciones adversas a las vacunas (VAERS) ha reportado hasta el 29 de noviembre 38,190 muertes, 219,170 hospitalizaciones, 22,082 infartos y 28,769 casos de miocarditis y pericarditis, entre otras complicaciones relacionadas con las vacunas. Investigadores de los CDC han reconocido una “alta tasa de confirmación” de casos de miocarditis notificados en VAERS después de recibir vacunas de ARNm, lo que sugiere que el subregistro de eventos adversos podría ser mayor que el sobreregistro.
Además, un análisis de 99 millones de personas en ocho países, publicado en la revista Vaccine en febrero, encontró riesgos significativamente mayores de miocarditis tras la primera, segunda y tercera dosis de las vacunas de ARNm. También se identificaron posibles vínculos con pericarditis, síndrome de Guillain-Barré y trombosis del seno venoso cerebral, así como otras señales que requieren más investigación. Un estudio realizado en Japón señaló un aumento estadísticamente significativo en muertes por cáncer tras la tercera dosis de estas vacunas y planteó teorías sobre posibles relaciones causales.
Cabe destacar que los niños son el grupo de menor riesgo frente al COVID-19, lo que hace que la decisión de vacunarlos pese a los posibles efectos adversos sea especialmente controvertida.
En Florida, un gran jurado sigue investigando a los fabricantes de vacunas y se espera un informe sobre la seguridad y eficacia de las mismas. Por otro lado, el estado de Kansas ha presentado una demanda contra Pfizer por supuestamente tergiversar las inyecciones como “seguras y eficaces”. Ambas acciones legales están siendo observadas con atención.
Mientras tanto, se especula sobre el regreso de Donald Trump a la presidencia y la posible inclusión de Robert F. Kennedy Jr., crítico de las vacunas, en su equipo sanitario. Trump, quien ha asumido crédito por el desarrollo de las vacunas, ha emitido señales mixtas sobre la posibilidad de reevaluarlas, incluyendo el nombramiento de tanto críticos como defensores de las medidas contra el COVID-19 en diversos roles de su administración.