Un presidente cadáver |

Tribuna abierta de Víctor Morejón, vicepresidente de VOX Guadalajara

Lo peor que le puede pasar a un país es que su presidente sea un cadáver político que aspira a perpetuarse en el poder. Sánchez es un muerto que apenas se sostiene en pie con las transfusiones de sangre y el escaso oxígeno envenenado que le proporcionan los filoetarras, los separatistas y los neocomunistas de Sumar.

Para colmo, ese cadáver se encuentra rodeado de corrupción, desde su mujer Begoña y su hermano, hasta algunos de sus ministros y su antiguo hombre de confianza y mano derecha, José Luis Ábalos.

Y no solo se encuentra rodeado de corrupción, es que él mismo, como presidente, como punta de la pirámide o como número uno, es la más elevada carroña del poder.

Cada día que pasa el hedor crecerá, se hará más fuerte y contaminará, como ya se contaminó la Guardia Civil a través de su exdirector y de otros miembros, al PSOE, a las instituciones y a la imagen internacional de España.

Sánchez, su cadáver, terminará tarde o temprano en el banquillo, al igual que su mujer, su hermano, su hombre de confianza Ábalos y toda su cuadrilla de corruptos. El problema es uno solo: cuándo.

Los informes de la UCO (ejemplares y que demuestran que todavía hay decencia en este país) lo señalan como la punta de la pirámide. Así como Aldama es el centro o el hilo que une al Gobierno con la Delcy de Venezuela, con Begoña y Barrabés, e incluso con el rescate de Air Europa, Sánchez sería el que ordena, el que con una sola palabra autoriza a su mano derecha Ábalos a que se desencadenen los hechos y se abra la mina de oro y también las maletas que trae el avión de Delcy Rodríguez.

Una sola palabra por ahora de Sánchez bastó para que se encendiera la maquinaria de la corrupción con barras de oro y bolsas y más bolsas de dinero.

Decir que Sánchez es un cadáver que aspira a perpetuarse en el poder como un nuevo dictador de los vivos parece un oxímoron, pero es la triste realidad hoy en España.

Sin embargo, podemos asegurar que el entierro del cadáver o su juicio como un saco de huesos será o es seguro, aunque demore días, semanas, meses e incluso años (todo dependerá de la sangre separatista y del oxígeno envenenado que le proporcionan los neocomunistas del Gobierno). Como seguro será también la división y el desmoronamiento del PSOE.

Ojalá no demore mucho el cadáver en desaparecer de la escena política española porque cada día que pasa huele peor, y España, nuestra España, ya empieza a parecerse, ante los ojos del mundo, a un cementerio de gánsteres.

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