China se cansa de Cuba y corta la compra de azúcar a la isla ante falta de reformas económicas
La República Popular de China ha tomado la decisión de cesar la compra de azúcar cubano, en un movimiento que evidencia su frustración ante la falta de reformas económicas en la isla comunista. La determinación de Beijing es un golpe significativo para Cuba, cuya industria azucarera se encuentra en uno de sus peores momentos históricos, y supone un duro revés en los lazos comerciales entre ambos países.
Los acuerdos comerciales entre China y Cuba, que durante años han sido valorados en sumas millonarias, se están desplomando debido a la negativa del régimen cubano de avanzar hacia una economía más abierta y de mercado. Beijing, que ha expresado su interés en que Cuba flexibilice su modelo económico, ha visto con creciente impaciencia cómo la isla persiste en su enfoque centralizado, dificultando las oportunidades de inversión y crecimiento económico.
Uno de los puntos críticos que ha contribuido a esta ruptura es la enorme deuda que Cuba mantiene con importantes empresas chinas, como Huawei y Yutong. Estas compañías, gigantes en el ámbito tecnológico y de transporte, respectivamente, han sido actores clave en la infraestructura cubana en las últimas décadas. Sin embargo, el gobierno cubano ha acumulado grandes sumas pendientes, lo que ha añadido más presión a una relación bilateral ya deteriorada.
El colapso de la industria azucarera en Cuba ha sido la gota que ha colmado el vaso. Con una de las peores cosechas de su historia reciente, el país apenas puede cubrir sus necesidades internas de azúcar, lo que ha dejado a China sin su habitual suministro. Esta escasez ha afectado a la capacidad de exportación de Cuba, erosionando aún más su balanza comercial y empujando a Beijing a reconsiderar los beneficios de mantener este vínculo comercial sin contrapartidas claras.
La decisión de China marca un cambio significativo en la dinámica entre ambos países. Aunque Cuba ha buscado apoyos en sus aliados históricos para sobrellevar su profunda crisis económica, la pérdida del mercado chino para uno de sus principales productos exportables plantea un desafío mayúsculo para la isla, que se ve cada vez más aislada en el escenario internacional debido a su intransigencia económica.
