Revuelta en el centro de MENAs de Casa de Campo: ocho MENAs detenidos por amenazas y lesiones tras descubrir la Policía que robaban en autocaravanas

El 18 de septiembre, ocho MENAs del centro de acogida en la Casa de Campo, Madrid, fueron detenidos tras una violenta revuelta. Los jóvenes agredieron a dos vigilantes de seguridad y amenazaron de muerte a la directora y subdirectora del centro, después de que se descubrieran objetos robados en sus habitaciones, provenientes de autocaravanas estacionadas cerca. Tras la detención de un MENA, el resto reaccionó con violencia. Aunque fueron arrestados, no se les impusieron medidas cautelares y regresaron al centro, lo que ha agravado los problemas en el recinto y en el barrio.
Este grupo de MENAs había llegado recientemente desde Canarias, y desde su ingreso en el centro de primera acogida de la Casa de Campo, se han generado numerosos conflictos tanto dentro del recinto como en las zonas aledañas. Los vecinos, turistas y comerciantes del barrio de Batán han sido víctimas de los constantes robos y actos violentos atribuidos a algunos de los MENAs. Los vigilantes de seguridad del centro tuvieron que intervenir para frenar las agresiones, pero la situación escaló rápidamente y fue necesaria la intervención de la Policía Nacional.
El centro, gestionado por la Fundación Antonio Moreno para la Comunidad de Madrid, ha sido foco de polémicas y críticas por los incidentes recurrentes. La Comunidad de Madrid había prometido cerrar este centro hace dos años, pero la falta de un lugar adecuado para el traslado de los menores ha retrasado su clausura. Recientemente, se ha inaugurado un centro con mayor capacidad en Fuenlabrada, pero algunos MENAs conflictivos de otros recursos han sido enviados a la Casa de Campo, lo que ha aumentado la tensión.
A pesar de las denuncias interpuestas por amenazas y agresiones al personal, los MENAs detenidos no han enfrentado consecuencias legales inmediatas, lo que ha generado preocupación entre los trabajadores del centro y los residentes del barrio. En los últimos meses, la situación ha empeorado con despidos entre el personal del centro y un aumento en la frecuencia de los delitos en los alrededores. Los residentes locales siguen reclamando medidas más estrictas y el cierre definitivo del centro.