Brazuelo, un municipio leonés de tan solo 287 habitantes, invadido por cien inmigrantes africanos procedentes de Canarias
Un centenar de inmigrantes africanos se encuentran actualmente en el municipio leonés de Brazuelo, cerca de Astorga, desde el 3 de octubre, cuando fueron alojados en el Hotel Pradorrey, según informes de la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Esta situación ha despertado un considerable malestar entre los vecinos, quienes ven cómo su pequeña comunidad (estamos hablando de un municipio de 287 habitantes, según el INE de 2018) se convierte en un refugio temporal para personas que provienen de otras culturas muy distintas a la nuestra, planteando preguntas sobre la capacidad de asimilación y la seguridad en la zona.
La llegada de estos inmigrantes forma parte de un Programa de Atención Humanitaria dirigido a quienes vienen de las Islas Canarias. Programa que nos cuesta un pastizal. La decisión de albergar a un grupo tan significativo de personas en un lugar donde la población local es reducida plantea serias preocupaciones. La falta de consulta con la comunidad sobre este tipo de decisiones refleja un desdén hacia las opiniones y necesidades de los ciudadanos que residen allí.
Estas medidas generan un clima de incertidumbre y desconfianza entre los habitantes de Brazuelo. La percepción de que el gobierno está priorizando a los inmigrantes africanos sobre las necesidades de los residentes locales se ha intensificado, lo que alimenta el descontento social.
La situación no es única, ya que otro grupo de inmigrantes fue trasladado en junio a Villarrodrigo, donde se encuentran más de un centenar de refugiados de Mali y Somalia. Este tipo de gestión improvisada de la crisis migratoria no solo provoca tensiones en las comunidades receptoras, sino que también pone en riesgo la seguridad y el bienestar de los ciudadanos debido a aumentos en los niveles de delincuencia.
Dicho todo esto, es surrealista que los políticos piensen que pueden meter un centenar de un inmigrantes africanos en un pueblito de 287 habitantes y pensar que no va a pasar nada. Tremendamente surrealista. Y otra cosa más. Cuando un pueblito de menos de trescientos habitantes recibe 100 africanos, eso no es acoger o ser acogido, eso es invadir o ser invadido. Así es, le pese a quien le pese.