Un juzgado retira la custodia de dos menores a una madre por obstaculizar las visitas al padre durante 4 años y manipular a sus hijos
En un fallo judicial, el Juzgado de Don Benito ha decidido retirar la custodia de dos menores a una madre que durante casi cuatro años bloqueó deliberadamente el acceso del padre a sus hijos. Esta sentencia marca un giro en la situación, otorgando la custodia al progenitor que había sido privado de contacto con sus hijos debido a los continuos impedimentos por parte de la madre. Las razones para esta decisión incluyen la manipulación de los menores, a quienes la madre incentivaba para que evitaran las visitas al padre, llegando incluso a ofrecer recompensas para mantenerlos alejados de él.
Según el fallo judicial, la madre impedía que los hijos acudieran al punto de encuentro para ver a su padre, e incluso les ofrecía premios, como llevarlos al cine, si se negaban a asistir. La mujer también habría llegado a decir al hijo que su padre había abusado sexualmente de la niña, una acusación por la que ya había sido advertida en varias ocasiones. Pese a estos hechos, la mujer no cambió su comportamiento, lo que motivó la decisión judicial.
Además de otorgar la custodia al padre, el juez le ha concedido el uso de la vivienda familiar, y ha impuesto a la madre el pago de 300 euros mensuales en concepto de pensión alimenticia. Durante el proceso judicial, la madre denunció al padre en diez ocasiones por presuntos delitos de maltrato, acoso y violación de la hija, aunque todas las denuncias fueron archivadas.
Fernando Cumbres, abogado del padre, ha asegurado que el progenitor ha vivido un “auténtico calvario, una pesadilla judicial que por suerte ha podido pasar”. Cumbres ha dejado claro, además, que en estas situaciones lo que debe prevalecer siempre es el bienestar de los menores. El fallo judicial, sin embargo, no es firme y aún puede ser recurrido en apelación por la madre.
Este caso es un ejemplo claro de cómo la actual legislación tiende a favorecer injustamente a las madres en los procesos de custodia, a pesar de que los hechos demuestren lo contrario con el tiempo. Aunque la madre presentó numerosas denuncias contra el padre por maltrato y abuso, todas fueron archivadas por falta de pruebas, lo que no evitó que se siguiera obstaculizando el derecho del padre a ver a sus hijos. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: cuatro años sin contacto con sus hijos, sometido a falsas acusaciones y sin un sistema judicial que lo protegiera de tales abusos.
Lo alarmante es que este no es un caso aislado. Cada vez son más los padres que denuncian el uso de acusaciones infundadas como una herramienta para obtener ventaja en los litigios de custodia, aprovechando un sistema que, aunque diseñado para proteger a los menores, parece ceder en muchos casos ante estas estrategias. La justicia, que debería velar por el bienestar infantil, no siempre actúa con la celeridad o imparcialidad necesarias, dejando a los padres desamparados frente a un sistema que no cuestiona lo suficiente las acciones de las madres en estos procesos.
Es urgente que las leyes de custodia se revisen y se equilibren, para evitar que un sistema inicialmente pensado para proteger a los más vulnerables se convierta en un arma en manos de quien sabe cómo explotarlo. Solo así se garantizará que ambos progenitores tengan las mismas oportunidades y responsabilidades en el cuidado y desarrollo de sus hijos, sin que las acusaciones infundadas o los juegos de poder en los tribunales perjudiquen gravemente el bienestar de los menores involucrados.
