Condenan a 3 años de prisión a un ecuatoriano por robar como si no hubiera un mañana en tiendas de Pamplona y Burlada
Entre junio y septiembre de 2021, el procesado, tras forzar o fracturar las puertas o persianas de los locales, se apoderó de un total de 1.563 euros
La Sección Primera de la Audiencia de Navarra ha condenado a 3 años de prisión a un hombre que, tras forzar o fracturar las puertas o persianas, robó en cinco establecimientos de Pamplona y Burlada en el verano de 2021.
Los hechos declarados probados en la sentencia, que ha sido dictada de conformidad tras un acuerdo entre la fiscalía y la defensa, son constitutivos de un delito continuado de robo con fuerza en las cosas con la concurrencia de la agravante de reincidencia y la atenuante de toxicomanía.
El encausado, natural de Ecuador y de 27 años, había sido ya condenado en mayo de 2021 por un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público y por varios delitos de hurto. La sentencia considera probado que durante los meses de junio y septiembre de 2021, por las noches, y fuera de las horas de apertura, el acusado forzó los accesos de bares y locales “para sustraer efectos de su interior”.
Así, la madrugada del 27 de junio se llevó 500 euros de un bar de la calle Monasterio de la Oliva. El segundo robó lo perpetró el 16 de agosto, cuando se llevó 313 euros, una tableta electrónica y una bolsa térmica de un establecimiento de la avenida de Pío XII.
El 29 de agosto y el 4 de septiembre robó sendas veces en un bar de la calle Olite. El primer día se apoderó de 400 euros y el segundo, de unos 350 euros en monedas, 4 botellas de Jack Daniel’s y una botella de ginebra Puerto de Indias.
Finalmente, sobre las 4.30 horas del 27 de septiembre, cuando estaba en el interior de una farmacia de Burlada a la que había accedido tras romper el cristal de la puerta, fue sorprendido por el titular de la botica, quien se encontraba pernoctando en la entreplanta.
En total, el procesado se apropió en los cuatro robos consumados de un total de 1.563 euros. El condenado, según recoge la sentencia, “presenta un trastorno disocial de la personalidad, consumo perjudicial de alcohol, cannabis y otros estimulantes, lo que afectaba de forma leve a sus facultades”.