Varios detenidos en Suiza por el primer uso de Sarco, la “cápsula del suicidio”: ¿Hasta dónde llegará la eutanasia? |

Varios detenidos en Suiza por el primer uso de Sarco, la “cápsula del suicidio”: ¿Hasta dónde llegará la eutanasia?

Una trágica muerte en el cantón de Schaffhausen ha encendido de nuevo el polémico debate sobre la eutanasia y los métodos utilizados para facilitar el suicidio asistido. Una mujer estadounidense de 64 años falleció por asfixia con nitrógeno dentro de la llamada cápsula «Sarco», un dispositivo que, según sus creadores, busca ofrecer una «muerte digna». Este episodio, el primero de su tipo en el país, ha generado múltiples detenciones por parte de la policía suiza, que investiga posibles delitos de instigación y asistencia al suicidio.

El dispositivo, diseñado por el médico australiano Philip Nitschke, promueve una versión inquietantemente simplificada de la eutanasia: un artefacto impreso en 3D que no requiere supervisión médica y que permite a la persona dentro activar la liberación de gas nitrógeno, causándole la muerte por asfixia. La promesa de “desmedicalizar el proceso de morir”, como Nitschke ha declarado en numerosas ocasiones, levanta serias alarmas sobre los riesgos éticos, legales y sociales de promover el suicidio como una opción accesible y libre de regulación.

Este caso en Suiza pone de manifiesto las profundas fisuras en la legislación actual. Aunque el suicidio asistido es legal en determinadas circunstancias, algo que ya de por sí es una locura, la cápsula Sarco ha sido objeto de fuerte oposición. Los críticos argumentan, con razón, que la sofisticación del diseño glorifica el acto del suicidio, trivializándolo como si fuese un simple proceso técnico al alcance de cualquiera. ¿En qué clase de sociedad nos estamos convirtiendo si la muerte se presenta como una solución rápida y práctica ante las adversidades? Se está legitimando la idea de que el fin de la vida es tan accesible como pulsar un botón.

Asimismo, el mensaje social que se transmite es devastador: que la vida puede ser descartada con la misma facilidad con la que se descargan planos de internet. Ante este panorama, Suiza se enfrenta a una encrucijada: ¿permitir la proliferación de este tipo de dispositivos sin control o asumir el reto de defender la dignidad de la vida, aunque sea en sus últimos momentos? Las recientes detenciones muestran que el debate no puede seguir ignorándose, y que la dignidad no está en una cápsula impresa en 3D, sino en proteger la vida y el apoyo a quienes más lo necesitan.

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