China triplica la fabricación de aviones aprovechándose de la crisis de Boeing
China está pescando en el río revuelto que ha provocado Boeing. La Corporación de Aviones Comerciales de China, más conocida como Comac, planea triplicar su capacidad de producción para satisfacer la creciente demanda de aviones de pasajeros, una expansión que coincide con la crisis del monopolio aéreo estadounidense Boeing.
Es el fin de una era. Comac superará a Boeing en el floreciente mercado de la aeronáutica, aunque es posible que Estados Unidos trate de impedirlo imponiendo sanciones contra Comac y otros fabricantes de aviones chinos, como ya ha hecho con los coches eléctricos.
Comac planea establecer un segundo sitio de producción en Shanghai, con una línea de ensamblaje para su avión de pasajeros de fuselaje estrecho C919 e instalaciones logísticas relacionadas. El objetivo es aumentar la capacidad de producción anual de Comac de unos 50 aviones actuales a 150 a lo largo de la década.
El C919 puede transportar hasta 192 pasajeros y recorrer 5.555 kilómetros, lo que lo pone en competencia con el Boeing 737 y el Airbus A320. Con sólo cinco C919 entregados hasta la fecha, Comac apenas está comenzando a competir por participación de mercado. Pero la cartera de pedidos de Comac ya supera los 1.000 aparatos.
El ensamblador de aviones chino ha recibido pedidos de alrededor de 300 aviones de China Air, China Eastern Airlines y China Southern Airlines, con entregas previstas hasta 2031. Tibet Airlines, por su parte, ha encargado 40 C919 en febrero.
Boeing dijo que tenía 140 B737 MAX 8 en stock, incluidos 85 con destino a China, a finales del año pasado. Sólo 22 de esos aviones habían sido entregados a finales del mes de abril.
El MAX 8 es una de las cuatro variantes de la serie Boeing 737 MAX de aviones de pasajeros de fuselaje estrecho. Entró en servicio comercial en 2017 y se hizo famoso en 2018 y 2019 cuando dos accidentes fatales, uno en Indonesia y el otro en Etiopía, se atribuyeron a los controles informáticos de vuelo defectuosos.
En marzo de 2019 China se convirtió en el primer país en dejar en tierra el 737 MAX. En diciembre del año pasado el gobierno chino levantó la prohibición de entregar 118 aviones Boeing 737 MAX que habían sido encargados por aerolíneas y empresas de arrendamiento de aviones chinas. En enero de este año un avión MAX 9 operado por Alaska Airlines cuando la puerta se soltó del avión y cayó en el patio trasero de una vivienda de Portland. La investigación reveló más tarde que Boeing no había instalado los pernos que sujetaban la puerta.
Los reguladores exigieron una revisión de la cadena de suministro y procedimientos de fabricación de Boeing, y las audiencias del Senado de Estados Unidos destacaron unos control de calidad y procedimientos de seguridad chapuceros.
El 22 de mayo las entregas de aviones Boeing a China se retrasaron nuevamente mientras la Administración de Aviación Civil de China investiga las baterías que alimentan las grabadoras de voz en la cabina. Boeing se ha comprometido a entregar la mayoría de sus aviones para fin de año, pero nadie sabe si podrá hacerlo. Si el gobierno de Biden sanciona a Comac, el gobierno chino tomará represalias y Boeing no podrá vender sus aviones.
La lotería de sanciones llega a la aeronáutica china
En abril del año pasado los senadores estadounidenses Marco Rubio y Rick Scott de Florida enviaron una carta al subsecretario de Comercio para Industria y Seguridad, Alan Estevez, para que incluyera a Comac en el listado de empresas sancionadas.
Los senadores escribieron que Comac “trabaja en estrecha colaboración con empresas aeroespaciales occidentales, incluidas empresas que producen motores a reacción y muchos otros componentes utilizados en aviones comerciales y militares. Dado el compromiso del PCC [Partido Comunista Chino] de adquirir tecnologías aeroespaciales de doble uso a través del comercio, así como de empresas conjuntas y asociaciones forzadas, estas empresas y, por extensión, la seguridad nacional de Estados Unidos, están en riesgo”.
La mayoría de los componentes principales del C919 son importados o fabricados en China por empresas estadounidenses y europeas que trabajan con socios chinos. El avión está propulsado por el motor a reacción LEAP, fabricado por CFM International, una empresa conjunta entre la empresa estadounidense GE Aviation y la empresa francesa Safran Aircraft Engines. Los controles de vuelo, la aviónica, el sistema hidráulico, los actuadores, los sistemas de combustible y el tren de aterrizaje son fabricados en China por empresas conjuntas locales con Honeywell, Rockwell Collins, Parker Aerospace y Liebherr. Aero Engine Corporation de China está desarrollando una alternativa al motor a reacción LEAP, pero es posible que la certificación no llegue hasta 2025. Unos 200 subcontratistas chinos suministran el fuselaje, las alas, las piezas forjadas y otros componentes y materiales básicos del C919.
Comac busca evitar los problemas de calidad que han paralizado el negocio de Boeing y dañado gravemente su reputación. A principios de mayo, China Eastern Airlines probó el C919 durante cuatro días, prestando especial atención a los motores, el tren de aterrizaje y los instrumentos.
Como nuevo participante en la industria de la aviación civil, es imperativo que el C919 se someta a pruebas rigurosas para lograr la certificación y, finalmente, competir por pedidos fuera de China.
En febrero los pequeños aviones regionales C919 y ARJ21 de Comac participaron en el Salón Aeronáutico de Singapur, tras lo cual realizaron vuelos de demostración en Malasia y otros países del Sudeste Asiático de África y América Latina, donde China tiene una fuerte presencia económica y relaciones políticas relativamente buenas. También son mercados objetivo obvios para Comac.
La Administración de Aviación Civil de China y Comac espera obtener la aprobación del C919 por parte de la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea. Pero Europa realizará un examen muy exhaustivo antes de validar la certificación china del C919, un proceso que podría durar hasta cinco años.
Comac también está trabajando en dos aviones de gran tamaño, el C929 y el C939. El C929, un avión de 280 plazas en su configuración básica con una autonomía de 12.000 kilómetros, competiría con el Boeing 787 y el Airbus A350. Su diseño habría avanzado lo suficiente como para que los componentes principales estuvieran listos para su montaje en 2027.
El C939, un avión de mayor tamaño diseñado para transportar 400 pasajeros hasta 13.000 kilómetros, competiría con el Boeing 777 y el Airbus A350. Se encuentra en la etapa de diseño preliminar y aún no se ha construido un prototipo.
Dentro de diez años, con sanciones o sin ellas, Comac debería convertirse en un serio competidor de Boeing y Airbus. Pero la situación es menos grave para Airbus, que actualmente está construyendo su segunda línea de montaje final en Tianjin, China.
Si Estados Unidos impone sanciones, probablemente Airbus se haría cargo de los pedidos que Comac no podría cumplir. Boeing, por otra parte, no tendría mucho futuro en China, mientras que los fabricantes estadounidenses perderían mercado frente a una industria china de motores y componentes para aviones cada vez más autosuficiente.
Fuente: Scott Foster en Asia Times