El Gobierno de Alberto Fernández acabó su mandato con una tasa de inflación acumulada del 1.140% en cuatro años
Se trata de la cifra más extrema registrada desde la hiperinflación de Alfonsín. La gestión kirchnerista abandonó el Gobierno con un nivel de inflación mensual superior al 25%, y un ritmo de aumento diario en torno al 1%.
Maldita herencia la que ha recibido Javier Milei. La cuarta presidencia del kirchnerismo se queda con un triste récord de inflación, oficialmente la más drástica desde el estallido que sufrió el país al término de la gestión de Raúl Alfonsín, tal y como informa el digital La Derecha Diario. Hace más de 3 décadas que se registraba una tasa de inflación acumulada de 4 dígitos al término de un mandato, y Alberto Fernández dejó una economía completamente disfuncional.
Según las cifras publicadas por el INDEC los precios minoristas acumularon un alza del 1.147% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023, pero esto fue solo la variación promedio de los precios. Muchos rubros aumentaron incluso más, como por ejemplo los alimentos (1.363%), restaurantes y hoteles (1.402%) e indumentaria (1.467%), entre otros sectores.
Por supuesto, la evolución de los salarios no fue capaz de compensar la carrera inflacionaria. Incluso considerando los ingresos estrictamente registrados (sin incluir a los empleados informales), el índice RIPTE del INDEC tan solo logró subir hasta un 801% desde diciembre de 2019 y perdió contra la evolución de casi todas las categorías del IPC. En otras palabras, el poder adquisitivo de los salarios se pulverizó a lo largo de los cuatro años del kirchnerismo.
No hubo ninguna negociación salarial, paritaria ni ajuste automático capaz de contener la estampida de los precios, este proceso se acentuó todavía más en los meses de la administración de Sergio Massa como responsable del Ministerio de Economía.
Su gestión no solo fue responsable de más que duplicar la tasa de inflación interanual, sino que además desató una serie de desequilibrios fiscales y monetarios que son virtualmente responsables de la inflación que sufre el país al día de hoy, a un mes del término del Gobierno anterior.
La Argentina cerró el año 2023 con la tasa de inflación más alta del mundo, oficialmente por encima de la Venezuela chavista y países como Líbano, Zimbabue o Turquía. Los precios acumularon un alza del 25% solamente en diciembre, y la variación interanual de los últimos 12 meses superó el 211%.
El deterioro del salario real y el encarecimiento relativo de la canasta básica de alimentos provocó un drástico aumento de la tasa de pobreza. Cuando Fernández asumió la presidencia cerca del 35% de los argentinos se encontraban por debajo de la línea de la pobreza y para diciembre de 2023 esta cifra es estimada en torno al 43%, aumentando 8 puntos porcentuales en 4 años.
Con un estándar de medición comparable, la tasa de pobreza de la Argentina alcanzó el 45% durante el segundo semestre de 2001 según las estimaciones de CEDLAS, con lo cual el kirchnerismo dejó un tendal social muy semejante al que había en aquella época y nuevamente en el contexto de una aguda crisis económica.
La tasa de desocupación permanece en niveles relativamente bajos y se perfiló como el único indicador que “sobrevivió” a la crisis. Pero esto se debe al brutal deterioro de las condiciones del mercado laboral: derrumbe histórico del salario real y flexibilización “de hecho” a través de empleo independiente.