A los empleados de Bill Gates les obligan a rellenar cuestionarios íntimos para chantajearles
Los trabajadores que aspiran a lograr un empleo en las empresas de Bill Gates tienen que someterse a cuestinarios “demasiado personales”, según el Wall Street Journal. La oficina de reclutamiento de Bill Gates les pregunta por sus prácticas sexuales, sus preferencias en cuanto a contenidos para adultos, las relaciones extramatrimoniales, e incluso la presencia de fotos explícitas en sus teléfonos.
La contratación de Gates Ventures, una de las empresas del holding, cruza los límites de la intimidad de los candidatos y, además, una empresa de seguridad a cargo de la selección también hace preguntas aberrantes. A algunas trabajadoras les preguntan si han bailado por dinero.
Las preguntas indican que los candidatos no sólo están siendo evaluados por sus habilidades profesionales, sino también por criterios personales y sexuales.
Naturalmente, no hay ninguna igualdad de trato entre los candidatos y candidatas. Una portavoz de Gates Ventures dice que la verificación de antecedentes está subcontratada con Concentric Advisors, una empresa que se anuncia en su sitio web como especializada en seguridad para clientes adinerados.
Concentric tiene entre sus empleados a antiguos agentes de la CIA y el FBI y su sede está en el mismo parque de oficinas junto al lago en Kirkland, Washington, que Gates Ventures.
Gracias a los cuestionarios, los sabuesos de Concentric descubren información para chantajear a los que trabajan para Gates.
Un mundillo de chantajes
A Gates siempre le ha preocupado el sexo y lo mismo que implementa planes eugenistas en los países del Tercer Mundo, persigue a las trabajadoras de sus empresas, a veces en compañía de su amigo Jeffrey Epstein, el alcahuete de la alta sociedad.
En el decrépito mundillo de las altas finanzas, los chantajes son la norma. Epstein chantajeó a Bill Gates por su relación extramatrimonial con la modelo rusa y jugadora de bridge Mila Antonova, según otro reportaje publicado el mes pasado por el Wall Street Journal.
El chantaje se produjo en 2017 después de que Epstein no lograra convencer a Gates de unirse a un fondo multimillonario de caridad que intentó crear para lavar su imagen después de que tuviera que registrarse como delincuente sexual.
En 2019 la fiscalía acusó a Epstein de tráfico sexual de menores y conspiración para cometer tráfico sexual. Le denegaron la libertad y murió en la cárcel, en un suicidio aparente.
Los delincuentes de cuello blanco siempre se salen con la suya
En las cloacas de las finanzas mundiales, Gates siempre fue conocido por sus orgías sexuales y el acoso a las mujeres y los hombres que trabajaban en sus empresas, enpezando por Microsoft y siguiendo por su fundación.
En 2017 a Michael Larson, uno de los tesoreros de Gates, le acusaron de acoso sexual y Gates le sacó del apuro como todos los delincuentes de cuello blanco: con dinero. Al año siguiente Microsoft tuvo que abrir una investigación interna contra el propio Gates por lo mismo de siempre: había acosado a una trabajadora de la empresa.
Inmediatamente después dimitió de la dirección de la multinacional y fue entonces cuando se conoció su relación con el proxeneta Epstein. En ese momento su mujer pidió el divorcio, aunque su caso es igual que los demás. Gates la conoció en 1987 cuando trabajaba para él en Microsoft. Siempre conoció las actividades sexuales de su pareja, pero nunca le importó mientras se mantuvieron al margen de la mirada pública.
Malanie Walker: una ‘experta’ de libro
Uno de los conductos para llegar hasta Gates era una protegida de Epstein, Melanie S. Walker, que se convirtió en una de las principales asesoras del magnate en su Fundación y desde donde dio el salto al Banco Mundial.
Es un chancullo que en el mundillo de los buitres se llama “adscripción”: aparentemente Walker trabaja para el Banco Mundia, pero el sueldo lo paga la Fundación Gates.
Fue algo increíble porque Walker no sabe nada de finanzas. Estudio medicina y conoció a Epstein en compañía de… Trump.
Para cerrar el circulo hay que añadir que Walker y el príncipe Andrés de Inglaterra, partícipe de las orgías de Epstein, son muy amigos.
Su marido es un jefazo de Microsoft y ella tiene el pedigrí de una “experta”, con estudios posdoctorales en neurociencia computacional y numerosos artículos “científicos” revisados por pares, según la web del Foro de Davos. Su currículo es impresionante: miembro de la Fundación de la Asociación Médica Estadounidense, de la Fundación Rockefeller, de la Fundación Gates, de la Young Global Leader, del Banco Mundial y, naturalmente, del Foro de Davos.
Naturalmente, también forma parte de la Organización Mundial de la Salud, donde abundan los “expertos” como Walker.