Disidencia controlada |

En los regímenes del pasado, la disidencia se contenía de forma autoritaria, ya fuera mediante la represión física o atacando el estatus social y económico de los no alineados.

Se trata de una modalidad muy gravosa, en términos de recursos humanos y materiales, que sólo puede ser realmente eficaz a nivel local, pero que se adapta mal a la sociedad a gran escala.

En su lugar, la práctica actual consiste en mantener una cierta representación de la disidencia acogiéndola de forma controlada dentro del circuito mediático, para mostrar que el sistema es pluralista y tolera la diversidad. Esto es funcional para la preservación del status quo, es una ficción democrática.

Por ejemplo, en los programas de tertulia, para hablar, siempre hay que hacer premisas con el fin de subrayar los perímetros más allá de los cuales no se puede salir (recientemente, siempre había que hacer la premisa de que no se está en contra de las vacunas y condenar a Rusia a priori).

Pero siempre ha sido así en la “democracia” actual, pensemos en términos como fascismo, racismo, homofobia. Si se habla de la gestión de los fenómenos migratorios, si se discute sobre multiculturalismo, si se critica la teoría de género explicada a los niños, si se lee la historia sin prejuicios, si se afirma que hay élites que dirigen la democracia. En definitiva, para cualquier argumento que se salga del esquema impuesto, ya está el término para criminalizar la disidencia del que hay que librarse de entrada.

Esa disidencia pactada nunca debe tocar los fundamentos del orden, sino permanecer periférica y referirse a cuestiones superficiales.

Si la disidencia se ampliara, dejara de ser contenible y cuestionara radicalmente las cuestiones fundamentales, entonces el poder reaccionaría de forma disruptiva y agresiva, mostrando su verdadera naturaleza intolerante y autoritaria. Hemos tenido sobradas pruebas de ello en los últimos años, pensemos en lo ocurrido en Trieste.

Fuente: https://www.weltanschauung.info/2023/03/dissenso-concordato.html

Traducido por Counterpropaganda

https://t.me/counterpropaganda20

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