El Banco Central argentino lanza un polémico nuevo plazo fijo electrónico que también servirá como medio de pago
El nuevo instrumento de la autoridad monetaria será fraccionable, compensable y transferible, por lo que en la práctica adquiere las mismas características que la moneda corriente. Te contamos los objetivos del Central y los peligros de las nuevas medidas.
El Banco Central dirigido por Miguel Ángel Pesce anunció la creación de un nuevo plazo fijo electrónico, el cual regirá a partir del próximo 1 de julio. Se trata de un instrumento financiero muy particular, con características que lo diferencian de cualquier otro plazo fijo tradicional.
La principal distinción del instrumento lanzado es que tendrá carácter transferible, fraccionable y compensable. En otras palabras, se podrá usar tanto como una forma de inversión y como una forma de liquidez en moneda corriente.
Si un usuario conserva una cierta cantidad de dinero en el plazo fijo pero por alguna eventualidad necesita retirar una fracción del mismo para cubrir pagos, el depósito se “fracciona” y se retira lo que se quiera retirar. La tasa de interés devengada por el instrumento no se verá afectada sobre la suma de dinero restante que se decida mantener encajada en el banco.
La transferibilidad entrará en curso a partir de julio de 2023, y a partir de noviembre se habilitará el fraccionamiento y la transmisión de valores para su negociación en el mercado.
El instrumento permitirá la transferencia de fondos entre usuarios tanto en pesos como en UVAs y dólares, a través del Certificado Electrónico para Depósitos e Inversiones a Plazo (CEDIP). El Banco Central garantiza que, por este medio, los plazos fijos electrónicos se convierten en un medio de pago y financiación legal.
Los objetivos de las medidas y las posibles consecuencias
Cerca del 88% de los plazos fijos constituídos de manera electrónica no son transferibles, frente a solamente el 12% que sí permiten esta posibilidad. Las medidas buscan precisamente aceitar el desarrollo de medios de pago y financiación de manera digital, en sintonía con otras medidas que el BCRA adoptó en la misma línea.
Uno de los principales objetivos de las medidas es generar una respuesta a la brusca devaluación sobre todas las paridades alternativas del dólar. Con las medidas, se busca desalentar la no renovación de plazos fijos (o por lo menos no la totalidad de cada depósito) como una manera de contener la cotización del tipo de cambio.
Esta maniobra recuerda mucho a las distintas medidas que se adoptaron en el año 1989 en la antesala de la hiperinflación, ya que en aquella época los bancos ofrecían plazos fijos de hasta 7 días y fraccionables, a fín de evitar una corrida violenta contra el austral y la fuga hacia el dólar.
Pero las medidas no son gratuitas. Como se le da la posibilidad a los usuarios de convertir parte de sus depósitos a plazo en dinero corriente, se genera un mecanismo en el cuál se incrementa fácilmente la velocidad de circulación del dinero, lo cual es equivalente a la caída de la demanda de pesos sobre los agregados más amplios de la oferta monetaria.
El aumento de la velocidad de circulación del dinero tiene el potencial de generar un impacto inflacionario importante y en el corto plazo. El BCRA procurará que la mayor parte de los depósitos sigan encajados en la práctica y no fraccionados en liquidez, pero las medidas abren una ventana para facilitar la operación.
Fuente: Derecha Diario