Muere una niña italiana de 13 años horas después de recibir la segunda dosis de la “vacuna” de Pfizer
Una niña italiana de 13 años ha muerto horas después de recibir la segunda dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus. Arianna fue vacunada el 30 de septiembre. Poco después enfermó. Fue llevada al hospital y murió unas horas después. Se espera que la fiscalía de Lecce abra una investigación sobre su repentina muerte, según adelantan Corriere Adriatico, euskalnews.com y mpr21.
Arianna, de 13 años, estudiante de primer año en el instituto de ciencias de Banzi, recibió su segunda inyección por la mañana. Se fue a casa, pero esa noche cayó enferma sobre las 4 de la mañana. Fue trasladada a urgencias del hospital Vito Fazzi, donde, a pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarla, murió.
La noticia comenzó a circular en Trepuzzi al día siguiente por la mañana, sumiendo a todos los vecinos en la desesperación. El alcalde Guiseppe Taurino dijo: ”Todo el mundo siente dolor cuando una comunidad pierde una vida joven. No hay palabras para describir el dolor de los padres que tienen que enterrar a su hijo. El país debe unirse a la familia de la víctima y mostrar su solidaridad y afecto, así como a los compañeros y amigos de la chica, entre los que hay un gran dolor por esta muerte repentina”.
Taurino ha anunciado que la ciudad está de luto oficial. El doctor Giovanni Serio, director del hospital Vito Fazzi, y el patólogo forense Alberto Tortorella llevarán a cabo una autopsia para determinar si existe una correlación entre la administración de la segunda vacuna de Pfizer y su repentina parada cardíaca 24 horas después.
La tragedia se produce apenas dos semanas después de la muerte de Majda El Azrak, de 14 años, que cayó en coma dos días después de recibir su segunda vacuna de Pfizer y murió 26 días después. El caso está siendo investigado por homicidio involuntario.
Giulia Lucenti, de 16 años, de Bastiglia, cerca de Módena, murió el 8 de septiembre, 16 horas después de recibir su segunda dosis de la vacuna de Pfizer. La niña padecía un prolapso de la válvula mitral desde su nacimiento, pero como dijo su cardiólogo, el doctor Stefano Tondi, “no podía definirse como una niña con problemas de corazón, sino como una niña muy sana que llevaba una vida normal”.