Kabul se expone a un apagón porque los talibanes no pagan las facturas de electricidad
Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán suministran la mitad de la electricidad de Afganistán, e Irán contribuye con otros suministros al oeste del país. La sequía de este año afectó a la producción nacional, principalmente en las centrales hidroeléctricas. Kabul depende casi por completo de la energía importada de Asia Central, ya que Afganistán carece de una red eléctrica nacional.
Tras la toma del poder por parte de los talibanes el 15 de agosto, los nuevos gobernantes talibanes del país no han pagado a los proveedores de electricidad de Asia Central ni han reanudado el cobro a los usuarios, por lo que la capital de Afganistán podría verse sumida en la oscuridad a medida que se acerca el invierno, informó el Wall Street Journal.
En ese momento, DABS (Da Afganistán Breshna Sherkat) tenía unos 40 millones de dólares en efectivo en sus cuentas. Sin embargo, los talibanes se quedaron sin fondos debido a las sanciones internacionales; también se negaron a aprobar el uso del dinero para pagar las facturas de los proveedores de electricidad. El pasivo de DABS se ha elevado a más de 90 millones de dólares y sigue aumentando. La recaudación de los clientes, cayó un 74% el mes pasado, con sólo 8,9 millones de dólares en ingresos desde el 15 de agosto, según los funcionarios de DABS.
Daud Noorzai, que dimitió como director general del monopolio estatal de la energía del país, DABS, advirtió que podría provocar una catástrofe humanitaria
“Las consecuencias serían en todo el país, pero especialmente en Kabul. Se produciría un apagón que devolvería a Afganistán a la Edad Media en lo que respecta a la energía y a las telecomunicaciones”, dijo Noorzai, que sigue en estrecho contacto con los directivos que quedan de DABS. “Sería una situación realmente peligrosa”.
Actualmente, la capital afgana parece tener mucha energía. Esto se debe en parte a que los talibanes suspendieron los ataques a las líneas de transmisión de Asia Central. Otra razón es que, con la industria paralizada y las instalaciones militares y gubernamentales principalmente inactivas, los consumidores residenciales reciben una parte considerablemente más importante del suministro eléctrico.
Sin embargo, supongamos que los proveedores de Asia Central -sobre todo Tayikistán, cuya relación con los talibanes se deteriora cada vez más- deciden cortar el suministro del DABS por falta de pago. En ese caso, es probable que el contrato de electricidad termine abruptamente.
Tayikistán ya ha proporcionado refugio a líderes antitalibanes, como el exvicepresidente Amrullah Saleh, y recientemente envió tropas adicionales a su frontera con Afganistán, lo que llevó a Rusia a instar a un acuerdo de alto el fuego entre ambos países.
“Nuestros estados vecinos tienen ahora el derecho de cortarnos la energía, según el contrato”, dijo Safiullah Ahmadzai, el antiguo director de operaciones de DABS. “Estamos convenciéndoles de que no lo hagan y de que se les pagará”.
Ahmadzai también instó a los donantes internacionales a saldar las deudas de la empresa con los países de Asia Central o a cubrir las facturas impagadas de los clientes afganos.
“No se trata de una cuestión política, sería un pago directo al pueblo pobre de Afganistán, no al gobierno”, dijo. “Y la electricidad es necesaria para que las ruedas de la economía sigan girando”.
El mes pasado, en las Naciones Unidas, la comunidad internacional donó más de mil millones de dólares en ayuda de emergencia a Afganistán. Sin embargo, un diplomático occidental declaró que los donantes no querían que su dinero fuera a parar a los generadores de energía de Asia Central. Afirmó que correspondía a los países centroasiáticos utilizar el dinero que se les debía como palanca contra el nuevo régimen talibán.
Fuente: Dawn Barlowe – BLes
