Cuando la Argentina era el país más rico del mundo
Tal y cómo informa La Derecha Diario, un 17 de julio de 1843 nacía el militar, político y estadista Julio Argentino Roca. Su administración abrió el paso a un período de bonanza y modernización económica nunca antes visto hasta entonces y que ubicó a la Argentina como el país más rico del mundo hacia el fin de su gestión.
La presidencia del general Julio Argentino Roca abrió un antes y un después en la historia argentina, inaugurando un período conocido como “Generación del 80” o “República Conservadora” entre 1880 y 1916. Roca ocupó la presidencia entre 1880 y 1886 y nuevamente entre 1898 y 1904, siendo el principal impulsor e ideólogo del movimiento político predominante en aquellos años.
La bonanza económica y el proceso de modernización se sostuvieron a partir de tres pilares fundamentales: la garantía de los derechos de propiedad, la consolidación de la moneda, y la apertura internacional al comercio, los capitales y la inmigración.
El primer pilar fue concretado con la privatización de las tierras conseguidas en la Campaña del Desierto, el fin de los conflictos internos y el respeto a la Constitución de Alberdi de 1853. Todo esto fomentó el auge de la iniciativa privada en el país.
En segundo término, Roca unificó y consolidó el mercado monetario, dando lugar al Peso Moneda Nacional (m$n) en 1881. Fue la primera vez que el Estado argentino lograba disponer de su propia moneda. A partir de 1883 se decretó la libre convertibilidad de la moneda, fijando la paridad cambiaria en 1 peso papel igual a 1 peso oro. Esta medida fue retomada a partir de 1899 y nuevamente bajo la gestión del mismo Roca, esta vez estableciendo una paridad de 2,27 pesos papel por cada peso oro.
La apreciación monetaria y los déficits de la balanza comercial y de cuenta corriente no significaron un problema, pues el país registró la entrada de capitales más grande de toda su historia. Estos capitales vinieron principalmente desde el Reino Unido, y fueron los responsables del desarrollo de la red ferroviaria, que hacia 1914 se había convertido en una de las más extensas del mundo.
El crecimiento del ferrocarril se vio potenciado por la política de desregulación y privatización bajo la gestión de Juárez Celman, y continuó prolongándose sin ninguna interrupción a lo largo de todo el período de la Generación del 80. La oleada de inversiones no se limitó al desarrollo de la infraestructura ferroviaria, sino que contribuyó al crecimiento de la actividad exportadora agrícola y ganadera, el sistema financiero y las telecomunicaciones.
Argentina experimentó un crecimiento vigoroso de su renta por habitante, que aumentó un 163% entre 1881 y 1913, antes de la llegada de la Primera Guerra Mundial. Estas cifras nunca antes se habían visto en la historia del país, y solo pudieron ser concretadas con los lineamientos consolidados por Roca. En 1895 Argentina logró alcanzar el ingreso per cápita más alto del mundo, superando a Estados Unidos, Alemania, Canadá, Australia, Francia, e incluso al propio Reino Unido.
A pesar de lo que se cree, Argentina vivió un boom industrial desde 1885 a partir de la bonanza económica y la ampliación del mercado interno. En 1887 Antonino Cambaceres, colaborador de Roca, dio inicio y presidió la creación de la Unión Industrial Argentina (UIA).
La industria pasó de representar el 6,5% del PBI en 1885 al 13,8% en 1911, el punto más alto alcanzado en el período de la Generación del 80. Ese mismo año fue la primera vez que la industria superaba en participación a la actividad agrícola-ganadera.
La situación social en Argentina, y en todos los países de aquel entonces, se caracterizaba por las pésimas condiciones de vida, el hacinamiento y la pobreza extrema. Esto no fue un fenómeno característico del país ni de la política emprendida, sino que constituía la situación común de la mayor parte de la población mundial a fines del siglo XIX y principios del XX.
Sin embargo, el modelo económico argentino posibilitó el ascenso social y dio lugar al surgimiento y la proliferación de la llamada clase media, según estimó el famoso sociólogo Gino Germani, entre otros.
El economista e investigador de la Universidad Carlos III de Madrid, Leandro Prados de la Escosura, estimó que la pobreza extrema en Argentina representaba el 64% de la población en 1864, medida como la población que no accedía a tener al menos US$ 4 Geary-Khamis constantes de 1985. Para 1913 la pobreza había caído al 58% de la población, con un piso del 56% en 1900.
Se debe tener en consideración que Argentina recibió una oleada inmigratoria sin precedentes en su historia, millones personas que llegaban al país en busca de oportunidades y una vida mejor. Argentina se había convertido en uno de los principales focos de inmigración en el continente, solo comparable con Estados Unidos.
La población se triplicó entre 1880 y 1913, pero ni siquiera el abrupto salto demográfico fue capaz de torcer la trayectoria bajista de la pobreza. Estas cifras dan cuenta de la movilidad social ascendente que se vivía en aquella época, a pesar de las malas condiciones de vida.