Un informe revela que el PCCh roba datos genéticos de millones de mujeres en el mundo mediante pruebas prenatales
Una investigación de Reuters ha revelado que una empresa genética china, financiada por el PCCh, desarrolló un test de prenatalidad, que está siendo usado para recolectar datos genéticos de millones de mujeres embarazadas en todo el mundo.
Genomics Institute (BGI), es la compañía que en conjunto con el ejército popular chino está almacenando y analizando con inteligencia artificial, datos genéticos obtenidos de los test de mujeres embarazadas más allá de las fronteras de China, según el informe.
BGI es uno de los proveedores principales de los test, más conocidos como, pruebas prenatales de trisomía fetal no invasivas (NIFTY, por “Non-Invasive Fetal TrisomY”), que las mujeres utilizan en alrededor de las 10 semanas de embarazo, para capturar el ADN de la placenta en el torrente sanguíneo.
Se comercializan en al menos 13 países de la Unión Europea, incluidos Alemania, España y Dinamarca, así como en Gran Bretaña, Canadá, Australia, Tailandia, India y Pakistán. No se venden en EE. UU.
Las pruebas son un procedimiento privado para las mujeres que las realizan, un análisis rutinario de su atención prenatal, pero la investigación muestra que proporcionan información potente para ser usada con otros propósitos.
Las mujeres, que firmaron formularios de consentimiento que indicaban que sus datos genéticos se utilizarían para investigación, dijeron que no imaginaron que su información genética podría terminar en China.
Anteriormente, Reuters reveló cómo la compañía expandió rápidamente por el mundo sus laboratorios de secuenciación de genes logrando un buen posicionamiento en los sistemas de salud de otras naciones, y además cómo trabajó con el ejército de China en investigaciones que van desde pruebas masivas de patógenos respiratorios hasta ciencias del cerebro.
Acorde a lo que informó Breitbart, estas pruebas se han utilizado además en las minorías raciales contra las que el Partido Comunista chino está cometiendo genocidio.
Un estudio de BGI, por ejemplo, utilizó una supercomputadora militar para volver a analizar los datos del NIFTY y mapear la prevalencia de virus en mujeres chinas, buscar indicadores de enfermedad mental en ellas y señalar a las minorías perseguidas por el PCCh, como tibetanas y uigures para encontrar vínculos entre sus genes y sus características.
Reuter señaló que la política de privacidad publicada en el sitio web del kit de prueba de trisomía fetal no invasiva (NIFTY) dice que los datos recopilados de los usuarios se pueden compartir con el régimen chino, siempre que este decida que podría ser “directamente relevante para la seguridad nacional o nacional”.
Las regulaciones chinas establecen que todos los datos genéticos se consideran vitales para la seguridad nacional, y estos incluyen a los datos recopilados de los extranjeros. Pero el régimen chino prohíbe a los investigadores extranjeros acceder a datos genéticos sobre ciudadanos chinos.
La Comisión de Seguridad Nacional de Inteligencia Artificial de EE. UU. (NSCAI), dirigida por el ex director ejecutivo de Google, Eric Schmidt, dijo en marzo que, EE. UU. debería reconocer que los avances de China hacia el liderazgo mundial en biotecnología e inteligencia artificial representa un nuevo tipo de amenaza a la seguridad nacional.
La compañía controlada por el PCCh, en su último informe anual, dijo que “ha estado trabajando duro para promover la tecnología china, la experiencia china y los estándares chinos para ‘globalizarse’”.
Anna Puglisi, investigadora principal del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de Georgetown, que trabajó hasta 2020 como Oficial Nacional de Contrainteligencia del gobierno de EE. UU., dijo que BGI creció como resultado de las políticas de China.
Además advirtió que, “cuando se pueden combinar grandes cantidades de datos genómicos, incluidas las madres y sus hijos por nacer, con sus datos médicos y su historial, es realmente poderoso”.
El Partido Comunista chino desestimó la investigación realizada por Reuters, tildando de “acusaciones y difamaciones infundadas”. Mientras que BGI señaló que obtiene el consentimiento firmado de sus sujetos de prueba, y negó vincular datos de identificación personales a la información genética que está recolectando y alimentando al régimen comunista.
“Si bien BGI es una compañía con sede en China, nos consideramos parte de la carrera mundial para poner fin a la pandemia de COVID-19 y un contribuyente internacional clave para el avance de los resultados de salud pública en todo el mundo”, afirmó la cuestionada empresa.
BGI también negó que el PLA desempeñara un papel en el desarrollo de las pruebas, pero Reuters afirmó tener documentación que comprueba la vinculación de las pruebas NIFTY al ejército chino.
En febrero de 2021, funcionarios de seguridad nacional de EE. UU. aconsejaron a los gobiernos estatales estadounidenses que rechazaran la oferta de BGI de establecer laboratorios de pruebas de coronavirus, debido al grave riesgo de que usara las pruebas para recolectar muestras de ADN de ciudadanos estadounidenses y proporcionar la información al EPL.
Entre tanto el Instituto Australiano de Política (API) informó en junio de 2020 que la policía china estaba utilizando kits de prueba de ADN fabricados en EE. UU. para construir un “mapa genético” de la población masculina china, con el propósito de desarrollar soldados genéticamente mejorados, según reportó Breitbart.
Vanesa Catanzaro – BLes